Tácticas más efectivas para adoptar un estilo de vida minimalista

El concepto simplificar tu vida o minimalismo suele generar confusión a la hora de interpretar su razón de existencia. Yo mismo no tenía muy claro lo que llevar un estilo de vida minimalista significaba hace un par de años.

Mi tendencia, así como la de otros muchos, era relacionar el llevar una vida simple con convertirse en una especie de monje o convivir en armonía con la naturaleza, aprovechando los recursos que esta te ofrece y alejándote lo máximo posible de nuestra tan criticada sociedad de consumo. Pero estaba equivocado.

Un estilo de vida minimalista representa, entre otros aspectos, una eficiente gestión de tu tiempo y dinero. Dar un uso optimizado a ambos recursos y tenerlos muy en cuenta a la hora de tomar decisiones que afecten a tu vida presente y futura.

Evitando de esta forma caer en la tentación de gastar tu dinero comprando cosas que no necesitas con tal de, como dice Will Smith, impresionar a personas a las que no les importas. Una definición de estilo de vida minimalista que encaja a la perfección con todo esto que te estoy contando la da Francine Jay, autora de The Joy of Less.

“Un estilo de vida minimalista implica ser consciente de lo que poseemos, lo que compramos y cómo invertimos nuestro tiempo.”

¿De qué sirve tener ingentes cantidades de dinero si luego no eres capaz de hacer un uso lógico de él o, lo que es peor, no tienes tiempo de disfrutarlo?

Relación entre el viaje y el minimalismo

  • Viajar me ha enseñado el verdadero significado que adoptar un estilo de vida minimalista tiene.
  • Cuando estás ahí fuera, en el camino, aprendes a vivir con lo esencial.
  • Dentro de tu mochila solo hay espacio para aquello que el día a día te exige. Llevas tu ropa interior y calcetines contados, tu documentación, un neceser y kit de primeros auxilios básico, una cámara de fotos, y poco más.
  • Cada prenda, cada pieza de equipamiento, tiene una misión. Un cometido que cumplir.
  • Algo fácil de asimilar cuando se está de viaje, que no tanto si se analiza desde la cómoda perspectiva que nos da el sofá de casa.
  • Lo primero que tienes que aceptar, antes siquiera de empezar a planificar tu próximo viaje, es que la realización o no de éste dependerá de lo capaz que seas de simplificarlo, y no de tu nivel de ingresos actual.
  • Simplificar no significa renunciar a todo aquello que te gustaría ver, hacer o aprender durante tu viaje, ya que de lo contrario éste perdería gran parte de su sentido.
  • Más bien se trata de adaptarte a las necesidades reales que todo viaje presenta.
  • A lo largo de tu viaje necesitarás, por ejemplo, descansar. Para cubrir esta necesidad solo necesitas de un lugar cómodo donde pasar tus horas de sueño.
  • ¿Por qué gastar entonces 50 euros de más en un hotel caro si puedes ahorrártelos compartiendo habitación en un hostel?
  • Con esto doy por hecho que no eres millonario, ya que de lo contrario dudo que estuvieras leyendo un blog que te enseñe cómo viajar más, por menos.
  • puede que sí lo hicieras.
  • Piénsalo,  si la hipótesis “Tengo más dinero, por lo tanto, puedo viajar más” fuera cierta, todo aquel amante de los viajes que tuviera una renta superior a la media pasaría la mayor parte de su tiempo viajando.
  • Pero esto no es así. Tener más dinero, por lo general, implica renunciar más a tu tiempo libre.
  • Tengo amigos cuyos ingresos rondan los 4.000 – 5.000 euros mensuales, gastan cientos de euros cada fin de semana y aún y así, nunca tienen tiempo libre para viajar o hacer cualquier otra cosa que contribuya a su felicidad.
  • En el bando contrario, cuento con otros amigos han viajado durante meses gastando mucho menos de lo que gastarían en su rutina del día a día.

¿Qué quiero decirte con esto? Que tu capacidad para viajar más o menos no va a depender de cuánto ganes, sino de cuánto seas capaz de simplificar tu vida y, con ello, también tu viaje. Cuanto más humildes sean tus necesidades, menor cantidad de dinero necesitarás para llevar a cabo tu aventura.. Algo que puede traducirse como una extensión de tu aventura, ya sea alargando su duración o permitiéndote el lujo de viajar más a menudo.

¿Sencillo, no crees? Como te he comentado antes, el hecho de viajar ya atrae minimalismo. En un viaje de varios meses te verás obligado a meter toda tu vida en una mochila, mientras que en una escapada de fin de semana tendrás que apañártelas con el equipaje de mano si quieres ahorrarte el pago de la facturación.

Cuando parta a Tailandia en septiembre tendré que meter, en una mochila de 50L,  lo esencial para pasar todo un año viajando. Por suerte ya asimilé algunas de las lecciones que el viaje te da. Entre ellas, una de las más importantes:

  • El equipaje que necesitas para una semana de viaje será el mismo que el que te exigirá toda una vida de aventuras.
  • Si llevas ropa para una semana, al final de ésta no tienes más que lavarla y volver a ponértela.
  • Muchas otras cosas siempre podrás comprarlas durante el viaje, evitando cargar con ellas día tras día.
  • ¿Para qué quieres un paraguas si no tienes certeza de que lloverá?
  • Otra buena idea es que, a la vuelta de cada viaje, anotes en una lista cada una de las cosas que te llevaste y que nunca llegaste a dar uso.
  • De esta forma poco a poco irás sabiendo qué es lo que realmente necesitas y de qué cosas puedes permitirte el lujo de prescindir.

Las tres tácticas más efectivas para adoptar un estilo de vida minimalista

Deja de expandirte. El primer paso que debes dar en tu camino hacia el minimalismo consiste en reducir tu expansión. Esto significa que, de aquí hasta la fecha de realización de tu viaje, deberías controlar al detalle cada una de tus compras. Evita, por ejemplo, irte de tiendas el fin de semana con la intención de “ver si hay algo interesante”. Lo más probable es que acabes generando una nueva necesidad y compres algo que hasta ese momento no echabas en falta.

Los centros comerciales deberían convertirse en tus nuevos enemigos. Personalmente no tengo especial problema con el tema, por ejemplo, de las vestimentas, ya que únicamente compro ropa cuando no queda más remedio. De hecho, me desespera el tener que ir de tienda en tienda mirando pantalones y camisetas. Soy más de entrar, coger lo más rápido posible aquello que necesite, y largarme por patas cuanto antes.

Otro consejo que te será útil para frenar tu expansión es evitar hacer grandes inversiones en cosas materiales durante los próximos meses. Hace unas semanas empecé a coger la bicicleta de montaña de mi padre con la intención de hacer ejercicio y salir un poco de la rutina. Mi padre, al ver que la bici me quedaba algo pequeña, me propuso comprar una nueva siempre y cuando estuviese decidido a mantener ese hábito. Sin embargo, terminé rechazando la oferta.

¿Qué sentido tiene tal inversión si dentro de pocos meses estaré en Tailandia y no podré darle uso?

Preferiría invertir ese dinero en comprarme una cámara estilo Go Pro para hacer vídeos durante mi viaje, a gastarlo en algo que apenas podré disfrutar. Recuerda controlar tus impulsos consumistas y reflexiona un par de veces antes de realizar cualquier compra. Ya sabes que una de las primeras normas del minimalismo es llevar un control exhaustivo de tus entradas y salidas de dinero, así que evita caer tan rápido en la tentación.

Controla tus hábitos. ¿Qué hábitos, positivos y negativos, tienes implantados actualmente en tu vida? ¿Cuáles de ellos representan un gasto económico significativo?

Controlar tus hábitos no solo te permitirá ahorrar dinero, también supondrá una mejora de tu calidad de vida al eliminar o reducir aquellos no tan beneficiosos. Para los hábitos negativos tienes dos opciones:

·         Eliminarlos

·         Reducirlos

Si tienes el hábito de fumarte una media de 10 cigarrillos al día, puedes decidir pasarte al tabaco de liar con tal de fumar menos y ahorrar; o puedes ir más allá y dejarlo definitivamente. Yo a primeros de febrero escogí la segunda opción y he de reconocerte que ha sido una de las mejores decisiones que he podido tomar.

Cuando se renuncia a algo por voluntad propia, siendo consciente del motivo que te ha llevado a dejarlo, ¡no hay mono que se te resista! Respecto a los hábitos positivos, debes sustituir la opción de eliminar por mantener. Supón que el gimnasio al que estás apuntado te cobra 35 euros al mes por el préstamo de sus servicios.

¿Qué opciones tienes? Mantener la situación tal y como está al no estar dispuesto a pagar el precio que supone reducir el gasto. Reajustar este hábito saliendo a correr, cogiendo la bicicleta o realizando ejercicios sustitutivos al aire libre.

Más que de controlar tus hábitos se trata de hacerles un seguimiento, pasarles revisión y hacer los ajustes que creas pertinentes. Igual que cuando terminas un examen, vuelves a darle un último repaso y editas aquellas respuestas de las que no estás del todo convencido.

Reduce la acumulación. Uno de los principios a tener siempre en mente en tu estilo de vida minimalista se basa en la funcionalidad de tus pertenencias. Es decir, para cada necesidad que puedas tener en tu día a día únicamente debes contar con un objeto material que la cubra. Una vez has cortado el flujo de entrada de nuevas pertenencias en tu vida, es momento de reducir al mínimo toda la “basura” que has ido acumulando a lo lago de tu vida.

Volviendo al ejemplo de la bicicleta, quizás sea hora de deshacerte de ella si eres consciente de que lleva años abandonada en el trastero y no tienes intenciones a corto plazo de darle vida. En este punto me es inevitable recordar el Thug Life que Pablo Motos, presentador de “El hormiguero”, dio hace poco al humilde de Justin Bieber:

Pablo: ¿Cuántos coches tienes Justin?

Justin: “Pues yo tengo seis coches”

Pablo: “¿Y para qué quieres seis coches si solo tienes un culo?”

Justin: “…” ¡Y joder, cómo para no quedarse sin palabras tras ese zas en toda la boca!

Cada pertenencia sobrante, es decir, que su función ya esté cubierta por otro objeto, solo te servirá para aparentar o sorprender al vecino. Y vuelvo a recordar las palabras de W. Smith: “…para impresionar a quienes no importamos”

Así que es hora de actuar. Empieza por tu habitación. Coloca en el medio de ésta una caja bien grande y empieza a meter en ella todo lo que no hayas utilizado en el último mes. La mayoría de cosas acabarán en la caja, te lo puedo asegurar. Con aquellas pertenencias que creas volver a necesitar más adelante tienes dos opciones:

  • Venderlas y adquirirlas nuevamente cuando vuelvas estimes necesario.
  • Donarlas a alguna organización solidaria.
  • Regalárselas a algún amigo que pueda necesitarlas.
  • Pedir a alguien que te las cuide temporalmente hasta que regreses de tu viaje.

Ya no tienes excusa, ¡así que mételas también en la caja! Te aseguro que cuando tu aventura finalice ni si quiera te acordarás de que esos objetos existían. Puede que incluso ni recuerdes a quién se los diste.

En este punto, me veo en la obligación de nombrar a mi amigo Gorka, quien ya ha dado el paso y se encuentra en este momento en su etapa de tránsito liberadora. Con tal de librarse de sus pertenencias, Gorka se ha salido del camino habitual y ha lanzado su propio sitio web: Proyecto Diógenes.

El objetivo del proyecto es vender todas las cosas materiales que ha ido acumulando a lo largo de toda su vida y quedarse únicamente con aquello para lo que haya espacio en su mochila. Desde libros, películas y discos de música hasta algunos de sus juguetes de la infancia.

Crear tu propio proyecto puede ser una buena idea pero, si no tienes interés en llegar tan lejos, también cuentas con la posibilidad de poner tus objetos a la venta en páginas webs de segunda mano o en aplicaciones como Wallapop. A fecha de hoy tengo ahorrados unos 2.000 euros para mi viaje a Tailandia. Una cifra que pretendo incrementar en cuanto siga el camino de mi amigo Gorka y empiece a liberarme de mis pertenencias.

En Conclusión: Una vez hayas alcanzado ese estilo de vida que persigues, habrá llegado el momento de que recojas tus frutos e inviertas las semillas en ese viaje con el que tanto tiempo llevas soñando. Conforme completes las primeras semanas de aventura, serás mucho más consciente de las facilidades que el minimalismo aporta a tu experiencia de viaje.

Todas las personas que he conocido y que ya han adoptado un estilo de vida minimalista coinciden en que su felicidad se ha visto afectada positivamente desde la fecha en que decidieron tomar acción.

Como te he comentado, entablar amistad con este arte no significa convertirse en ermitaño ni vivir en tu propia cueva de forma autosuficiente. Todo se reduce a tener un mayor conocimiento sobre el uso que das a tu tiempo y dinero, dos de tus activos más importantes.

Vivimos en una sociedad que nos invita a consumir. A comprar de manera compulsiva sin recibir una explicación lógica para ello. Bueno sí, el razonamiento de una felicidad que tiende a durarnos bien poco.

Tanto como el tiempo que tardas en cansarte de ese nuevo videojuego o te aburres, tras habértelo puesto un par de veces, de ese vestido. Algo que no ocurre tan a menudo con las experiencias, quienes no solo permanecerán en tus recuerdos hasta el día de tu muerte, sino que probablemente se contagien entre tus futuras generaciones.

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