La bella migrante venezolana que cosieron a puñaladas en Medellín

VENEZUELACOOL.COM.VE - Una guapa migrante venezolana la asesinaron de múltiples cuchillada en el inmueble que ocupada en la ciudad colombiana de Medellín.

El cuerpo de la hermosa joven de 21 años lo localizaron el pasado martes en un apartamento situado en un sector de la ciudad neogranadina. Dila del Carmen Lugo Salas presentaba múltiples cuchilladas. La infortunada chica ocupada el inmueble junto con su novio.

El propietario de la vivienda realizó el hallazgo luego que vecinos le informaran que percibían moscas y malos olores. Además le comentaron que desde hacía varios días no habían vuelto a ver a Dilia. Sospechaban que alguna desgracia había tocado su puerta. El volumen del televisor era ensordecedor.

Horas después la Policía de Medellín llegó al apartamento de la urbanización El Corazón, sector El Morro. Los investigadores constataron que la víctima quien era oriunda del estado Falcón yacía dentro de un closet. El pasado mes de diciembre decidió huir de su país agobiado por la crisis y el hambre, reseñó el diario El Heraldo de Colombia.

Sus parientes informaron que estudiaba la carrera de Derecho, pero abandonó los estudios decepcionada con el modelo educativo de la Unefa. Luego optó por ganarse la vida como bartender hasta que decidió emigrar a Medellín.

Las primeras líneas de investigación surgieron de los propios vecinos. Amigos de la joven venezolana señalaron que ella compartía su cama con un novio quien era violento y celoso. Dijeron que incluso la llegó a agredir de manera verbal.

Fue así como las autoridades intensificaron la búsqueda del sospechoso. No obstante, el homicida les ahorró mayores esfuerzos por cuanto decidió presentarse de manera voluntaria. Mateo Gil Mejía, un vigilante, llegó a la comisaria. Confesó que sus manos destrozaron a su novia porque le había pedido que se marchara de la casa, que no deseaba seguir con él.

Por ello el día del crimen discutieron y en medio de una pelea la acuchilló, la estranguló y ocultó el cadáver. Por Gustavo Rodriguez