Nace el padre de la Patria, Simón Bolívar



VENEZUELACOOL.COM.VE - Cada 24 de julio, se celebra el natalicio de Simón Bolívar, quien nació en Caracas, para el año de 1783, y fue Libertador de: Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, y cuyos padres fueron el Coronel Don Juan Vicente Bolívar y Ponte, y Doña Concepción Palacios Blanco.

Aunque, Bolívar tenía una posición adinerada, su carácter humilde y espíritu de lucha, lo llevó a ser el líder independentistas de Latinoamérica, que en el aquel momento estaba dominada por el imperio Español. Su escritos políticos lo hicieron sobresalir entre sus contemporáneos por sus talentos, su inteligencia, su voluntad y abnegación, sobre el orden jurídico de la vida civil a las naciones que libertó. Sus restos mortales, traídos a Venezuela con gran pompa en 1842, reposan hoy en el Panteón Nacional.

El ideal de Bolívar, propuso una identidad de sociedad centralista diferente a la impuesta por la colonia española, optó por la delimitación en las contradicciones sociales, consideró unificar criterios sobre la extensión territorial en Latinoamérica y la situación internacional; e implementó la democracia, como modalidad de gobierno.

Breve biografía de uno de los máximos gigantes de la emancipación de Nuestra América: el Libertador Simón Bolívar, al cumplirse 240 años desde que naciera en Caracas.

Descendiente de una familia de origen vasco que se hallaba establecida en Venezuela desde fines del siglo XVI, y ocupaba en la Provincia una destacada posición económica y social. Venezuela era entonces una Capitanía General del Reino de España, en cuya población se respiraban resquemores por las diferencias de derechos existentes entre la oligarquía española dueña del poder, la clase mantuana o criolla, terratenientes en su mayoría, y los estratos bajos de pardos y esclavos.

Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios nació en Caracas, el 24 de julio de 1783. Sus padres fueron el Coronel don Juan Vicente Bolívar y Ponte, y doña María de la Concepción Palacios y Blanco. Tenía tres hermanos mayores que él -María Antonia, Juana y Juan Vicente- y hubo otra niña, María del Carmen, que murió al nacer.

Antes de cumplir tres años, Simón perdió a su padre, fallecido en enero de 1786. La educación de los niños corrió a cargo de la madre, mujer de fina sensibilidad, pero también capaz de administrar los cuantiosos bienes que poseía la familia. Además de la herencia paterna, Simón era titular de un rico mayorazgo, instituido para él en 1785 por el presbítero Juan Félix Jerez y Aristaguieta.

En su ciudad natal transcurrieron sus primeros años, con ocasionales viajes a las haciendas que la familia poseía en los Valles de Aragua. En 1792 falleció su madre. Sus hermanas María Antonia y Juana contrajeron matrimonio bien pronto, y los dos varones de la familia, Juan Vicente y Simón, siguieron viviendo con el abuelo materno, don Feliciano Palacios, tutor de ambos. La casona de la familia daba al frente a la Plazuela de San Jacinto, en pleno centro de la ciudad. Al morir el abuelo, Simón quedó al cuidado de su tío y tutor Carlos Palacios, mientras la negra Hipólita, su esclava y nodriza, continuaría ejerciendo sus funciones de cuidado.

Estudios

En julio de 1795, cuando cumplía 12 años, sufrió una crisis muy propia de la primera adolescencia: huyó del lado de su tío, para acogerse a la casa de su hermana María Antonia y de su marido, hacia quienes sentía mayor afinidad afectiva. A consecuencia de estos hechos, que pronto se arreglaron favorablemente, Simón Bolívar pasó algunos meses como interno en la casa de don Simón Rodríguez (1771-1854), nacido también en Caracas, quien regentaba entonces la Escuela de primeras letras de la ciudad. Entre aquel genial pedagogo y reformador social y el niño Simón Bolívar, se estableció pronto una corriente de mutua comprensión y simpatía, que duraría tanto como sus vidas. Rodríguez se marchó de Caracas en 1797.

Antes y después de ser alumno suyo, tuvo Bolívar otros maestros en Caracas, entre los cuales se cita a Carrasco y a Vides, quienes le dieron lecciones de escritura y de aritmética, a Fray Jesús Nazareno Zidardia, al Presbítero José Antonio Negrete, profesor de Historia y de Religión, y a Guillermo Pelgrón, preceptor de latinidad. Recibió también lecciones particulares de Historia y de Geografía que le dio don Andrés Bello (1781-1865), quien atesoraba ya en su juventud el caudal de conocimientos que habría de conducirlo con el tiempo a ser el primer humanista de América.

En enero de 1797, ingresó como cadete en el Batallón de Milicias de Blancos de los Valles de Aragua, del cual había sido coronel años atrás su propio padre. No tenía aún 14 años cumplidos. En julio del año siguiente, cuando fue ascendido a subteniente por la mediación que realizara su tío Esteban (Ministro del Tribunal de la Contaduría Mayor del Reino ante el rey Carlos IV), se anotaba en su hoja de servicios: Valor: conocido; aplicación: sobresaliente. El adiestramiento práctico en los deberes militares lo combinaba Bolívar con el aprendizaje teórico de materias consideradas entonces la base de la formación castrense: las matemáticas, el dibujo topográfico, la física, etc., que aprendió en la Academia establecida en la propia casa de Bolívar por el sabio Capuchino Fray Francisco de Andújar desde mediados de 1798, y a la cual asistían también varios amigos de Simón.

A comienzos de 1799, viajó a España. En Madrid, bajo la dirección de sus tíos Esteban y Pedro Palacios y la rectoría moral e intelectual del sabio Marqués de Ustáriz, se entregó con pasión al estudio. Recibió allí la educación propia de un gentil hombre que se destinaba al mundo y al ejercicio de las armas: amplió sus conocimientos de historia, de literatura clásica y moderna, y de matemáticas, inició el estudio del francés, y aprendió también la esgrima y el baile, haciendo en todo rápidos progresos. La frecuentación de tertulias y salones pulió su espíritu, enriqueció su idioma, y le dio mayor aplomo.

Viajes por Europa

En Madrid conoció a María Teresa Rodríguez del Toro y Alayza, de quien se enamoró. A fines de 1800 pensaba en constituir un hogar, asegurarse descendencia, y regresar a su país, para atender al fomento de sus propiedades. Hubo un compás de espera: en la primavera de 1801 viajó a Bilbao, donde permaneció casi todo el resto del año. Hizo luego un breve recorrido por Francia que le condujo hasta París y Amiens.

En mayo de 1802 estaba de nuevo en Madrid, donde contrajo matrimonio, el día 26, con María Teresa. Los jóvenes esposos viajaron a Venezuela, pero poco duró la felicidad de Simón. María Teresa murió en enero de 1803. El joven viudo regresó a Europa a finales de ese mismo año, pasó por Cádiz y Madrid, y se estableció en París desde la primavera de 1804. En la capital del naciente Imperio Francés los placeres de una vida social, mundana, y los estímulos de orden intelectual, comparten la atención de Bolívar, no menos que el espectáculo fascinante de una Europa en plena ebullición política.

Frecuenta teatro, tertulias y salones, donde conoce a bellas mujeres, pero trata igualmente a sabios como Alejandro de Humboldt y Amado Bonpland, y asiste a las conferencias y a los cursos libres de estudios donde se divulgan los conocimientos y las teorías más recientes. En esta época de su vida se entrega con pasión a la lectura. Se ha encontrado de nuevo con Simón Rodríguez, cuyo saber y cuya experiencia hacen de él un extraordinario compañero de conversaciones, lecturas y viajes. Van juntos a Italia, y cruzan a pie la Saboya.

En Roma, un día de agosto de 1805, en el Monte Sacro, Bolívar jura en presencia de su maestro no dar descanso a su brazo ni reposo a su alma hasta que haya logrado libertar al mundo Hispanoamericano de la tutela española. De nuevo se separan Bolívar y Rodríguez. El primero, poco más tarde, asciende al Vesubio en compañía del Barón de Humboldt y de otros científicos. Bolívar regresa a París, en donde se afilia a una logia masónica. A fines de 1806, conocedor de los intentos realizados por el Precursor Miranda en Venezuela, Bolívar considera que ha llegado el momento de volver a su patria. Se embarca en un buque neutral que toca en Charleston en enero de 1807; recorre una parte de los Estados Unidos, y regresa a Venezuela a mediados del mismo año.

Labor independentista

Regresa a Venezuela a mediados de 1807 y vive como un joven aristócrata, atento al fomento de sus haciendas, y en 1808 sostiene un sonado pleito con Antonio Nicolás Briceño por los linderos de una de ellas; pero piensa siempre en el porvenir del país. En las reuniones que él y su hermano Juan Vicente celebran con sus amigos en la quinta de recreo que poseen en Caracas a orillas del río Guaire, se habla de literatura, pero también se hacen planes para la Independencia de Venezuela. Las incursiones de Miranda habían incorporado entre algunos caraqueños el concepto de la emancipación; sin embargo, la gran mayoría de los criollos se conformaba con rebelarse pasivamente violando las normas que se dictaban desde España.

Bolívar ya se había incorporado a las actividades de la conspiración cuando estalló la revuelta el 19 de abril de 1810. Las noticias del reino anunciaban la invasión de España por parte de las tropas de Napoleón y el secuestro del rey y su hijo Fernando. La situación era propicia para que el conde de Tovar presentara al gobierno un proyecto para crear una junta de gobierno adscrita a la Audiencia de Sevilla. Los criollos demandaban participación política. En un comienzo, las autoridades se mostraron reacias al proyecto, pero, posteriormente, ante el vacío de poder que se había creado, decidieron pactar con los conspiradores. Bolívar, enterado de la situación, abrió las puertas de la cuadra de Bolívar para incorporarse en las reuniones. Se negó categóricamente a participar en el proyecto de la coalición; para él, debía clamarse por la emancipación absoluta.

En las vísperas del jueves santo de 1810, arribaron a la ciudad los comisionados de la nueva regencia de Cádiz, órgano que actuaría en sustitución de Fernando VII para formar nuevo gobierno. El capitán general se les unió y al día siguiente los criollos le sitiaron y le obligaron a dirigirse al cabildo. La mitología venezolana recoge de esta fecha el instante en el cual Vicente de Emparan, capitán general, se asoma en el balcón del cabildo de Caracas para interrogar al pueblo enardecido acerca de la voluntad del mismo a continuar aceptando su mando, con el clérigo José Cortés de Madariaga detrás de él haciendo señas con su dedo al pueblo para que lo negasen. Tras un rotundo ¡No! por parte de la población, Emparan dice: Pues yo tampoco quiero mando. Estalló la famosa revuelta caraqueña que, sin proponérselo, daba inicio al proceso de Independencia de Venezuela. Se creó una Junta Suprema de Venezuela. Bolívar fue nombrado por ésta Coronel de Infantería. Le fue asignada la tarea de viajar a Londres, en compañía de Andrés Bello y Luis López Méndez, en busca de apoyo para el proyecto del nuevo gobierno.

Viaje a Londres

En Londres fueron recibidos por el ministro de Asuntos Exteriores, Lord Wellesley, quien después de varias entrevistas terminó por mantenerse neutro frente a la situación. Bolívar, a pesar de ver frustrado el intento, encontró en esta coyuntura el último empujón que le faltaba para decidirse a entregar su alma y su vida por la idea de la emancipación absoluta de toda la América. La pieza clave de esta circunstancia la halló en la figura de Francisco de Miranda, ideólogo y visionario de la Independencia de América, quien ya había ideado, entre otras cosas, un proyecto para la construcción de una gran nación llamada «Colombia». Bolívar se empapó de las ideas de este hombre y las reformuló a lo largo de una campaña que duraría veinte años.

Bolívar regresó a Caracas convencido de la misión que decidió atribuirse. Miranda no tardaría en seguirlo; su figura era algo mítica entre los criollos, tanto por el largo tiempo que pasó en el exterior como por su participación en la Independencia de Norteamérica y en la Revolución Francesa. Casi nadie lo conocía, pero Bolívar, convencido de la utilidad de este hombre para la empresa que se iniciaba, lo introdujo en la Sociedad Patriótica de Agricultura y Economía (creada en agosto de 1810). Ganados ambos a la idea de proclamar una Independencia absoluta para Venezuela, instaron a los miembros de la Sociedad a pronunciarse a favor de ello ante el Congreso Constituyente de Venezuela, reunido el 2 de marzo de 1811.
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